¿De verdad todas las marcas necesitan un «Propósito»?

por Carla Fascetti, Directora de Cuentas, NSB Agency

 

Vivimos en la era del propósito. Si tu marca no quiere cambiar el mundo, parece que no tiene nada para decir. El mantra es conocido: “People don’t buy what you do, they buy why you do it”, decía Simon Sinek. Y con eso, nació una obsesión: encontrarle una causa épica a todo.

El problema no es el propósito en sí. Es lo que hicimos con él.

Lo convertimos en commodity. En brief. En checklist.

El resultado fue una avalancha de marcas hablando de cosas que no les corresponden, que no pueden sostener, o que simplemente no les importan tanto como vender más.

No todas las marcas necesitan un propósito altruista. Ni deberían tenerlo.

Una marca de snacks o una consultora pueden construir valor sin necesidad de levantar banderas grandilocuentes.

A veces el verdadero diferencial está en hacer bien lo que prometen: ofrecer un buen producto, cumplir, responder, ser claros. No hace falta inventar una misión humanitaria para justificar su existencia.

Y cuidado, insistir en que todas las marcas deben tener propósito termina generando el efecto contrario. Cae la credibilidad. Se vacía el discurso. Se vuelve impostado.

Tampoco confundamos “hacer las cosas bien” con “tener propósito”. Ser sustentable, usar mejores ingredientes o diseñar buen packaging no es necesariamente un acto de activismo social. Es una decisión estratégica, que puede mejorar tu producto, tu reputación, o tu relación con reguladores. Y está perfecto que así sea. No lo maquillemos de otra cosa.

En NSB trabajamos con marcas muy distintas. Algunas, como Kilimo, tienen un propósito real que atraviesa toda su operación. Otras no, y no pasa nada.

El propósito no debería ser un disfraz, ni un requisito para ser relevantes. De hecho, muchas veces es mejor no tener uno, que tener uno que no te creés ni vos.

¿Querés construir marca? Hacé bien lo que prometés.

¿Querés decir algo con sentido? Encontrá tu diferencia real.

Y si sólo querés hacer un buen producto o brindar un buen servicio, y ganar mucho dinero … está muy bien también. En definitiva, esa es la razón principal de toda empresa con ánimo de lucro, y no deberíamos avergonzarnos de ello.

 

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