Por Carla Fascetti, Directora de Cuentas en NSB Agency.
Hace un tiempo empecé a leer sobre neurociencia y cómo nuestros pensamientos pueden moldear nuestra realidad. Al principio me pareció algo lejano a mi mundo de briefs, campañas y presentaciones. Pero cuanto más leía, más entendía que en el fondo… eso también es lo que hacemos en publicidad: ayudamos a las marcas a formar una idea en la cabeza (y en el corazón) de las personas. Y eso no se logra diciendo cosas, sino generando experiencias que se repiten y emocionan.
Lo que dice la neurociencia (sin vueltas)
Según autores como Joe Dispenza, el cerebro humano se transforma con cada pensamiento. Cuando repetimos una idea, especialmente si está cargada de emoción, formamos circuitos neuronales que pueden cambiar la forma en que vemos y reaccionamos ante el mundo. Es lo que se conoce como neuroplasticidad: la capacidad de nuestro cerebro de reorganizarse.
Pero esto no pasa solo en la vida personal o espiritual. También pasa en el marketing. Una marca, cuando está bien construida, también puede “reprogramar” algo en la mente de las personas.
¿Y esto qué tiene que ver con construir una marca?
Mucho. Porque si pensamos que una marca es un conjunto de percepciones en la mente de una persona, entonces lo que buscamos desde la comunicación es precisamente eso: generar un circuito mental que se active con ciertas imágenes, sonidos, sensaciones y valores.
Una marca fuerte no se impone, se instala.
Y se instala con:
- Repetición coherente
- Emoción asociada
- Experiencias consistentes
- Mensajes que se sienten, no solo que se entienden
Por eso recordamos una marca al escuchar un jingle. Por eso conectamos emocionalmente con un aviso de Navidad aunque ya lo hayamos visto mil veces. Y por eso, también, las campañas más efectivas son las que repiten una idea central de forma creativa y emocional a lo largo del tiempo.
Cómo lo trabajamos en NSB
En NSB trabajamos con marcas que entienden que el impacto no siempre se mide en clics inmediatos. Que construir percepción, confianza y deseo es un proceso de profundidad, no de apuro.
Desde nuestro lugar —en estrategia, creatividad y branding— pensamos cada proyecto desde una pregunta simple:
¿Qué queremos que las personas sientan y recuerden cuando piensen en esta marca?
Y una vez que tenemos esa respuesta, todo lo demás se alinea: el key visual, el tono, las palabras, la música, la forma de aparecer en los distintos medios. No diseñamos campañas para que funcionen hoy. Las diseñamos para que queden.
Porque sí: los pensamientos crean realidades
Y las marcas también.
No es casual que las que más perduran sean las que más logran emocionarte, sorprenderte o hacerte sentir parte de algo.
Leyendo a Dispenza, una frase se me quedó dando vueltas:
“Don’t wait for your life to change to feel better. Start feeling better, and your life will begin to change.”
En marketing puede ser parecido:
«No esperes que te elijan para que te recuerden.
Lográ que te recuerden… y te van a empezar a elegir.»